¿Para quién es el lifting facial?
El lifting facial es un procedimiento antiedad agresivo, recomendado para personas de entre 45 y 65 años cuya piel aún mantiene la elasticidad, aunque empieza a mostrar algo de flacidez. El cutis tiene un efecto descolgado, lo que se traduce en surcos y arrugas y en un efecto desdibujado en el óvalo facial.
El lifting, que también recibe el nombre de ritidectomía, también se puede hacer a personas más mayores (normalmente, hasta alrededor de 80 años). No obstante, los resultados son menos espectaculares (cuanto más elástica es la piel, más fácil es de tensar; por tanto, mejores son los resultados).
Un lifting no deja de ser una operación, de modo que, más allá de la edad, el requisito indispensable es tener un buen estado de salud y haber pasado la aprobación previa del médico, que, como especialista, tendrá la última palabra sobre si una persona es apta para ser sometida a un lifting o no.
¿En qué consiste?
Se trata de una intervención a través de la cual se estira la piel de la cara y se elimina la parte sobrante. El cirujano realiza unas discretas incisiones en la línea del cuero cabelludo. A través de ella, el especialista comienza eliminando la grasa sobrante y remodelando la que se puede emplear, para luego recolocar la musculatura facial.
Una vez realizada la remodelación tiene lugar el momento de estirar la piel y eliminar lo que sobre. La duración de la intervención dependerá de las características de cada persona y de la técnica empleada por el médico, entre otros factores.
Muchas de las personas que se hacen el lifting facial aprovechan para retocar el cuello o los párpados, en cuyo caso la operación es más larga.
¿Qué tipo de anestesia se utiliza?
Dependiendo de la dificultad que implique la operación y de las características del paciente, el cirujano optará por anestesia local o general. Si tienes dudas, consulta con tu médico. Él decidirá qué tipo de anestesia es mejor en tu caso, después de una consulta y un estudio personalizados.
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