La rinoplastia secundaria y postraumática suponen un reto diferente al de una Rinoplastia primaria. Aunque las estructuras nasales básicas continúan extistiendo, estas se encontrarán en mayor o menor medida alteradas por el traumatismo, la cicatrización y la/s cirugías previas. Así como en la exploración previa a una rinoplastia primaria es posible determinar con bastante exactitud cual es la disposición y calidad de las estructuras, en una rinoplastia secundaria puede ser difícil realizar estas valoraciones.
La valoración de un paciente que se va a someter a una rinoplastia secundaria o postraumática debe ser especialmente intensiva ya que en ella determinaremos la situación de las estructuras anatómicas que quedan, su cantidad, su calidad, la cantidad de tejído cicatricial presente y la posibilidad de necesitar cartílago y/o hueso suplementarios (injertos) para complementar estructuras defectuosas o insuficientes.
Cuando se necesitan tejidos para la rinoplastia postraumática
En ocasiones una rinoplastia secundaria o postraumática no precisa de aporte de tejidos (hueso o cartílago), siendo suficiente la manipulación juiciosa y delicada de los existentes para lograr los objetivos previstos. No obstante en muchas ocasiones es necesario el aporte de fascia, hueso y/o cartílago para suplir los tejidos existentes que pueden estar dañados, ausentes o presentar escasa consistencia.
Las fuentes habituales de cartílago para estos fines se suelen obtener del tabique nasal (el que separa las dos fosas nasales), de las orejas o de una costilla. La fuente de hueso más usada es el hueso craneal, el de la cadera o la costilla. Casos muy seleccionados pueden ser resueltos total o parcialmente con microinjertos de grasa. A diferencia de los injertos de cartílago, que necesitan incisiones, los de grasa se colocan mediante inyección por lo que el traumatismo es mucho menor. En este enlace puede obtener mayor información sobre los tipos de injertos que se usan en rinoplastia.
Anestesia e ingreso hospitalario en cirugía postraumática
Salvo raras excepciones una rinoplastia secundaria o postraumática se realiza bajo anestesia general y precisa ingreso hospitalario. El tiempo quirúrgico puede ser muy corto o considerablemente largo en función de la dificultad de cada caso. Una vez obtenido el material de injerto necesario se procederá a la remodelación de las estructuras existentes (si procede) y al modelado de los injertos para obtener la forma deseada. Un aspecto muy importante en las rinoplastias secundarias, y que puede determinar el resultado final, es la calidad de la piel y la cantidad de cicatriz existente bajo la misma.
En condiciones normales después de una rinoplastia se deposita cierto grado de cicatriz bajo la piel que unido a la consistencia previa de la misma (fina, normal, gruesa) puede determinar que sea fácil, difícil o imposible obtener determinados resultados estéticos. La piel gruesa normalmente ocultará cualquier refinamiento, acumulará más inflamación durante más tiempo y deposita mayor cantidad de cicatriz.
El paciente que se someta a una rinoplastia secundaria o postraumática es necesario que comprenda que no se trata de una intervención sencilla calificable como “retoque”, que es muy importante una exploración exhaustiva y completa para poder trasmitir al paciente que aspectos podrán ser mejorados y cuales no y, en definitiva, que grado de mejora estética y/o funcional podrá ser obtenido en cada caso.
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